Hoy me voy a poner un poco boomer y cascarrabias. Estoy un poco cansado de los influencers grandes en general, pero sobre todo de aquellos que se comportan como niños ricos desagradecidos, influencers que parecen vivir dentro de una burbuja. Adelanto que voy a generalizar pero que hablaré de casos concretos. Aunque intentaré cerrar con una de arena.
El primer caso del que hablaré es el de TheGrefg. Es noticia en prensa por un problema con un edificio de viviendas que ha comprado y por un intento fallido de desalojar a una anciana que vivía en dicho edificio.
No entraré en valorar si esta bien o no especular con la compra de edificios, ni en las valoraciones éticas previas al suceso (lo de irse a vivir a Andorra). Cada uno es libre de hacer lo que quiera con su dinero. Yo me considero en cierta medida bastante liberal y puedo entender la lógica que le lleva a actuar así, aunque no la comparta la entiendo.
Donde quiero pararme es en la ética que destilan sus justificaciones. Para mí comete un par de errores. Ambos tienen que ver con la percepción de si mismo respecto a los demás.
El primero tiene que ver con el dicho aquel de “la mujer del César, además de ser honesta, debe parecerlo“.
Siendo influencer hay ciertas precauciones que es necesario tomar. Debería ser consciente de que hay varios diarios que viven de poner su nombre en el título de noticias (como le pasa a otros influencers como Ibai, Rubius, Auronplay…). Cualquier cosa que haga, además de ser legal, debe ser socialmente aceptable. Actuar minimizando las posibles críticas.
Por otro lado está el concepto de responsabilidad. El hecho de que una empresa en el que tú eres el máximo propietario realice actividades no te hace autor directo de esas actividades pero sí responsable en cierta medida.
Creo que no tener eso claro es pensar equivocadamente. De igual forma que el desconocimiento de una ley no sirve de excusa para incumplirla, si contratas a una gente que realiza un trabajo para ti, eres, en parte, responsable de ese trabajo, por el simple hecho de estar pagando a esas personas por ese trabajo. Si no sabes lo que están haciendo eso ya es otro problema. Lo cierto es que aunque no lo sepas tu responsabilidad sigue ahí.
Pero da igual. A la opinión pública le da igual este segundo punto. El primero (el de “la mujer del César”) es más que suficiente para llevar sumo cuidado en este segundo.
Y quiero cerrar con una respuesta de TheGrefg a ElRubius (otro gran influencer). Es un tweet viejo, de cuando la polémica con ElRubius por mudarse a Andorra en 2021.
Las palabras clave son “Nuestra” y “Libertad”. El resto de los que no son como ellos les tienen envidia porque no son libres. Dinero = libertad.
En cierta medida, una de las características de la forma de actuar de estos influencers burbuja es un cierto sentimiento de impunidad. No sé si es por inocencia o porque viven en otro mundo, pero no intentan camuflarse. A veces intentan justificarse ante su audiencia, otras veces ni siquiera creen que les haga falta.
Es una sensación que Donald Trump ha expresado muy gráficamente en alguna ocasión,
“¿Y sabes que más dicen de mi gente en las encuestas? Dicen que tengo la gente más leal. ¿Alguna vez habéis visto algo así?
Podría estar en medio de la 5ª Avenida y disparar a alguien y no perdería ni un solo voto.”
Una audiencia leal. La audiencia es su poder.
El segundo caso del que hablaré es el de elxokas. Se trata de uno de los influencers más polémicos del panorama español. Yo lo definiría como el mayor cuñado de internet. Puede opinar de lo que sea sin criterio aparente.
La última ha sido la polémica generada en redes con la empresa de comida a domicilio Wetaca a raíz de la compra de otra empresa de comida a domicilio que ha realizado el propio elxokas. Tampoco me voy a parar a valorar quien tiene razón y quien no. No me interesa. Lo importante para mi es la política de ventas de elxokas de su producto para con su audiencia.
“Si cobras 1300 pavos y vives en un alquiler de 850… tienes que buscar otro alquiler. Para poder permitirte cosas como Knoweats [su servicio de comida a domicilio] y vivir bien”
La idea es que si pagas mucho alquiler y comes mal tienes que cambiar a otro alquiler más barato y comer bien comprando su producto. Y lo dice sin pestañear y sin que se le escape la risa.
Ignoro la conversión que va a tener ese discurso en su audiencia como cliente. Me figuro que baja (o eso espero por el bien de todos). Pero me sirve para mostrar cómo ve a su audiencia. Son gente a la que ordeñar. Gente fiel a la que ordeñar.
A ver, estamos hablando de elxokas, el que puede ser uno de los influencers más funados (criticados en redes sociales) de todos los tiempos. Se ha llegado a considerar el influencer antifuna. El caso de elxokas es como el de aquel que prueba un veneno en pequeñas dosis durante una temporada con el objetivo de acabar siendo inmune a él. Ha conseguido la inmunidad a la crítica en internet a base polémicas.
–David, David, esto es todo fruto de la generación de cristal. Esto antes no pasaba.
Sabía que me dirías algo así. Ya te he puesto el ejemplo de Donald Trump. Te voy a poner otro ejemplo de aquí (y más antiguo) para romper la barrera generacional.
Los Zetas la conocerán del anuncio de la Cruzcampo, pero hace tiempo hubo una cantante muy famosa en España llamada Lola Flores, que por desgracia tubo problemas con Hacienda. Al parecer, y por lo que puedo recordar, era muy querida por todos los españoles (traduzco para los Zetas y los Alphas, tenía una audiencia muy grande, era una gran influencer).
Se hizo famosa por aquello de
Vamos que creía que entre todos los españoles podían pagarle la deuda con Hacienda si le dieran 1 peseta (Zetas y Alphas, esto es una moneda que se usaba en España hace muchos años) a Hacienda en su nombre. Si hubiera existido Kickstarter o Indiegogo la historia hubiera sido otra seguramente.
Pero me quiero quedar con esta otra declaración que explica mejor mi punto sobre el tema. Es sobre la posición de Hacienda para con su problema:
“Yo soy la Lola y me tienen [Hacienda] que tener un poco de cosa“.
No es algo de ahora pues, es algo intergeneracional. Supongo que la audiencia lleva al dinero (y al poder), y puede que sea ese poder el que hace cambiar la percepción que se tiene de uno mismo dentro de la sociedad.
Otro tercer ejemplo actual del otro lado del charco. El conocido streamer norteamericano xQc y sus últimas declaraciones sobre un tema relacionado con su gestión doméstica:
“Hice los cálculos, y debido al precio de las camisetas y al tiempo que gasto para lavar la ropa, me resulta menos costoso, matemáticamente, usar una camiseta diferente cada día y no lavar la ropa“
No es el qué (cada cuál hace con su vida lo que quiere), es el tema de tu responsabilidad frente a una audiencia (de nuevo, tener un poco de ojo con lo que se le dice a la audiencia). No es un mensaje que tu audiencia necesite saber. Seguramente sea cierto teniendo en cuenta lo que gana. Pero su audiencia no necesita que lo diga (no necesita saberlo). No es algo a lo que pueda sacar provecho. A su audiencia les saldría más caro hacerlo y además, y sobre todo, no es la mejor opción para cuidar el planeta con la crisis climática llamando a la puerta.
Por último un ejemplo de un perfil mixto de cantante/influencer, la mexicana Danna Paola. Resulta que recientemente ha querido cambiar su nickname de X, de @dannajustdanna a simplemente @danna. Y no se le ocurrió otra forma de hacerlo que mandar a su horda de seguidores a acosar a la actual usuaria de ese nickname de X. Considera que ella es más merecedora del nickname.
Aquí vuelvo a no centrarme en el acoso. Porque hay que decir que este tipo de acoso en algún momento del pasado de las redes sociales llegó a tener hasta cierta gracia. Quien no recuerda allá por el 2012 a los estorninos del programa El Intermedio (el programa todavía está en antena, la sección de los estorninos ya no).
Pero volvamos a Danna. Durante los audios se la oye decir.
“¡Es mí nombre!“
Se burla además de que la cuenta es “enana”. Ya imagino que no lo dice del todo en serio, pero sí hay una parte que sí creo que dice en serio y es la relativa al partido que se le puede dar a la cuenta. Ella se cree merecedora de la cuenta por ser más importante, porque hará un mejor (en términos de beneficio económico) uso de la cuenta. De nuevo el dinero (el poder).
Mi punto en este tema es sobre esa sensación que muchos de esos grandes influencers tienen sobre el poder de influencia sobre su audiencia.
Con los ojos del siglo pasado no seríamos capaces de creernos que hoy pueda existir gente que se gane la vida exponiendo su propia vida (fotos en instagram, vídeo en twitch/youtube/tiktok). No hay (o habría) forma de explicárselo a nuestros abuelos. No fabrican nada. Venden su privacidad. Entretienen con su cotidianidad.
Y sin embargo, se sienten merecedores de lo que tienen. En muchos casos su éxito se debe solamente a un golpe de suerte inicial. Ciertamente hay un mérito en mantenerse, pero llegar a ser conocido muchas veces se debe a un contenido viral, a una colaboración con otro influencer o por cualquier otra causa ajena al talento.
Ahora es el algoritmo (otro factor ajeno al talento) el que decide, pero hubo un tiempo en el que el que decidía era alguien con criterios editoriales indeterminados. Según relata la escritora Sarah Frier en su libro sobre Instagram “Sin Filtro”, eran los propios trabajadores de Instagram quienes en un inicio escogían qué usuarios aparecían como recomendados. Cuentas que hoy en día viven de su presencia en Instagram le deben muchísimo a ese primer grupo de trabajadores de Instagram (en una época anterior a la compra por parte de Facebook). El azar como responsable del éxito.
Y sin embargo hay una parte de mí que entiende su comportamiento. Y aquí viene la de arena.
No soy psicólogo pero me imagino que no debe ser fácil ser influencer. Sobre ello habla el propio ElRubius en el texto mencionado al principio del envío de hoy.
“Os lo he contado varias veces: soy una persona que apenas sale de casa y que vive con las persianas bajadas todo el día, por miedo a que alguien me reconozca. Y no digo esto para intentar dar pena ni nada por el estilo, me he acostumbrado a vivir feliz en el aislamiento de mi habitación. Pero ya van cinco mudanzas en lo que llevo siendo “youtuber” y nunca puedo descansar tranquilo pensando que hay alguien ahí fuera esperándome u observándome. Hay cosas tan simples como bajar a comprar el pan o salir a dar un mero paseo que, lo creáis o no, me cuesta hacer si no es con la ayuda de alguien cercano a mi.”
Supongo que ese aislamiento al que se someten tiende a separarlos un poco de la sociedad en la que viven. Que tienden a entenderse mejor entre iguales, gente con la misma situación vital. Eso explicaría también que se haya organizado una pequeña comunidad de grandes creadores en Andorra (más allá del obvio interés fiscal).
Lo queramos o no, a estos grandes influencers les ha tocado vivir (o han escogido según se mire) de su imagen en una época en la que hay una cámara en el bolsillo de cada persona. Esto sí que es nuevo de esta generación. Los famosos (influencers) de otras épocas eran más locales y anónimos que los de hoy, o al menos tardaban más en no ser tan anónimos.
No esperemos referentes éticos entre esta generación de grandes influencers. Viven una excepción en un contexto muy diferente al del resto de la sociedad.
Aplaudámosles, pero no esperemos lecciones de ética de ellos.
Despedida y cierre
Disclaimer, no soy psicólogo ni pretendo psicoanalizar a nadie. Solo quería expresar un poco lo que pienso de los influencers grandes que viven dentro de una burbuja. Ya lo decía el tío de Peter Parker.
“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad“
Espero no haber molestado a nadie. La semana que viene más.